19.11.10

Texto para los sorprendidos

Compartimos una opinión de la compañera Ludmila.


Todos los días que sucedieron al miércoles 27 de octubre me pregunte: ¿cuál es la causa de taaanta sorpresa?

Días y días expresando su asombro con respecto a la notable cantidad de juventud que había en la plaza.

Periodistas, programas de TV, el hermano de mi mamá, algún que otro profesor que toco el tema y hasta inclusive amigos bien cercanos.

Yo no entiendo bajo ningún punto de vista el motivo del asombro, no quiero que el texto suene a queja molesta, quiero que suene a lo que es: pensamientos.

El sentimiento que debieron haber tenido es otro, algo más coherente que la extrañeza, algo menos pelotudo.

Si algo me sorprende en determinado momento es porque en todos los momentos anteriores venía desprevenido y ciego. Eso nos hace estar un paso atrás de la realidad.

A todos ellos, perdón por decirles pelotudos, quisiera poder enaltecer mis palabras sin insultos pero es culpa de ustedes que un poco se lo merecen ¿o no?…

Nunca pensé, hasta ahora, que iba a tener que decir algo tan básico: la gente joven siente y piensa y eso NO PUEDE SUBESTIMARSE BAJO NINGUN PUNTO DE VISTA, todos estos días me sentí subestimada por los medios de comunicación.

La gente joven estuvo en la plaza PORQUE QUIERE CONFIAR, porque confiar en alguien nos sana y nos aleja de la individualidad.

Me expreso no desde otro lugar que el de estudiante y dado a distintos acontecimientos complicados en mi facultad, como es la toma del rectorado llevada a cabo por gente de 22 años como yo y algunos un poco más grandes, uniendo esta realidad estudiantil negativa con la realidad positiva de la plaza del 27 y del 28, se me despierta un alerta interno:

Lo más complejo para una persona joven es identificarse con el sector equivocado, se vuelven inoperantes, personas sin discernimiento, y lo más triste que siento cuando los veo es cómo no pueden confiar en lo positivo, sino que todo lo contrario.

Esos veinteañeros también forman parte de los sorprendidos.

Ojala que esa sorpresa sea el devenir del despertar que les anda escaseando.

Porque ustedes también son parte de este país, y se tienen que hacer cargo de que tienen cerebro y dejar de decir barbaridades: que son hijos de la dictadura y cosas así, como escuche en varias asambleas, ustedes en todo caso, si quieren ponerse una tilde de algo son hijos del menemismo, hágannos un favor y dejen de hacerle honor a ese tipo y empiecen a ser hijos de dios.

Y a los miles y miles de jóvenes que me crucé en este duelo tan triste y profundo, que los vi llorando, expresándose, confundidos pero con voluntad, buscadores de caminos, les agradezco con mi corazón haber estado en la plaza en cuerpo y alma, haciéndose presentes y demostrando que somos chicos comprometidos con Argentina!!!  Y QUE NADIE PUEDE SUBESTIMARNOS!

Cuando yo los vi en la plaza, sentí “confirmación”, ustedes me confirmaron que estoy pensando bien las cosas, me confirmaron que no estoy sola sino que tengo que ampliar el foco.

Que fuerte lo que me hicieron sentir, soy tan feliz solo de haberlos visto ahí.

Casi que siento que tengo mil amigos nuevos.

El otro día conocí unas palabras que me gustaron: “la tierra no es nuestra, nosotros somos de la tierra”… podemos pensar entonces en que “el país no es nuestro, nosotros somos del país”, por ende, hay que ponerse al servicio de lo que él ande necesitando.

Repita conmigo: Gracias país por todo. Te quiero mucho planeta Tierra.

Un abrazo y un te quiero a todos!

16.11.10

Repudio si, festejo no

Repudiar la vida y la obra de Massera, sin festejo alguno, no hay nada en el recorrido del nefasto que pueda disfrutarse. Sólo queda lamentar que esta tierra haya producido semejante abominación. Sólo podría haber sido celebrable una larga vida cumpliendo su condena.


NUNCA MAS
Jorge


Comparto el soneto que escribió Juan Sasturain:

Aquí yace, acostado, el almirante
que murió hace justo una semana.

El que mató a quien se le dio la gana
está acá, con los pies para adelante.

Aquí yace un asesino, caminante,
que hizo y deshizo con la soberana
bendición de la espada y la sotana.
Insúltalo, si no lo hiciste antes.

Aquí yace Massera, el genocida
con apellido que fue marca de helados
y sombreros. La puteada consabida

y este amargo epitafio demorado
se lo dejamos, grabado de por vida
y de por muerte: no hemos olvidado.


Fuente: Página/12

3.11.10

Me llevaron a la Plaza

Compartimos y agradecemos un texto del Cro. Alejandro Estévez.


A mí me llevaron. Sí, aunque te parezca mentira. Me llevaron, pero esta vez no fui con el gremio que milité hace años, tampoco con la agrupación política o la orga a la cual pertenezco.

Me agarraron de la mano y a empujones me hicieron ir a la plaza todos los días. Me llevaron sin pensarlo, sin poder discernir si estaba bien o mal, si es un acto de demagogia o no.

Desde muy lejos, un tipo que supo decirme unas cuantas verdades sobre la vida y sobre como pensar y moverme, a empellones me depositó en la plaza.

Me juego, estoy convencido que el flaco y mi viejo, allá en el cielo, fueron los que conspiraron para que en este momento mientras escribo esto… fueron los responsables de mi ida. También me obligaron mis hijos o su futuro. Sí, me obligaron mis convicciones de peronista. Me obligaron a ir con esta angustia que no me deja en paz.

Hace un año, perdí a un amigo, a un compañero, a Juanjo, con el cual discutía, pensaba y brindábamos por un país mejor; hoy pierdo a un compañero de militancia que supo poner sobre la mesa política muchas ideas que soñábamos.

Allá por los ‘90 me decían: “esta es la globalización, olvídate de soñar”. Por mis sueños, por mis compañeros de lucha, por mi patria, por mi pueblo, me obligaron a ir a la plaza para poder llorar a este tipo que aun sigo llorando.

Esto lo escuche y me parece que sintetiza:

Estábamos todos escondidos y vino el flaco y cantó

PIEDRA LIBRE PA’ TODOS LOS CUMPAS!!!


¡VIVA PERON ¡

¡VIVA NESTOR!

¡VIVA LA PATRIA, CARAJO!

1.11.10

Quien quiera ver que vea

Néstor Kirchner


Hace rato que miro la hoja en blanco. Estoy llena de imágenes.
Por momentos me siento fuerte y después vuelvo a llorar.

Hablo por teléfono con mi papá en esta madrugada y recordamos el 2001, el miedo, la sensación de perderlo todo, las ganas de volver, de salvar a la patria, que la plaza se llene de muchachos peronistas. Hablamos del 2003, de nuestras discusiones, de mis amigos adolescentes y yo creyendo en Kirchner, de nuestros padres dudando.

Me quedo sola pensando.
Revuelvo cajones. Busco. Encuentro el voto que dice: Kirchner – Scioli. Lo guardé siempre. Lo guardo para siempre.
Escribo distinto. Siento distinto.
No recuerdo haber llorado así, ni haber visto tanta gente llorar.
Escribo sin orden. Escribo el sentimiento.

Ese 25 de Mayo, ese volver, ese treinta años después, el Tío, Kirchner.
No hacia mucho tiempo que tenia tele en colores y lo miraba desde ahí, como no creyendo que podía ser cierto, con la certeza de que estábamos de vuelta.
Te creí Néstor. Te vi Cristina. Había mucho de aquel ‘45. Porque había una Plaza llena de banderas, porque te vi caminar junto a tu pueblo. Recuperaste el balcón, pero no lo volviste a usar porque dijiste que los únicos dueños eran Evita y el General.

Un 24 de Marzo te vi en la hoy ex Esma, te escuché reivindicar a los compañeros, te vi pidiendo perdón en nombre del Estado argentino. Te creí más que nunca. Volví a llorar. Volvimos a escuchar la palabra justicia y fue cierto. Se terminó la impunidad para los militares genocidas.
Los reconociste compañeros, es que lo eran. Los reconocimos los jóvenes. Queríamos, nosotros, levantar esas banderas. Entonces las fuimos a buscar.

Tengo un primer recibo de sueldo. Mi primer aguinaldo.
Pienso en mis abuelas, en los 225 pesos que cobraban de pensión en los 90. 225 pesos por toda una vida de trabajo. Se que ahora irían a cobrar con una sonrisa.
Empezaba a volver la alegría.
Cuántas discusiones políticas, cuántos bares, cuántas mateadas, cuántos libros.

Estuve. Me fui un poco. Volví. Me quedo para siempre. Doy mi vida.

Fui gorila sin dejar de ser peronista, por más contradictorio que parezca, aunque se me enojen los compañeros.
Quería más. Quiero más. Ahora se que se construye ladrillo por ladrillo.

No la voté a Cristina y lloré emocionada cuando le traspasaste el mando. No la voté y me dolió tanto que compre todos los diarios y los guardé para siempre.
No estuve en esa plaza y quería estar con ellos.
No fui a una sola plaza cuando la oligarquía quiso golpearnos, aunque nunca fue tan evidente quien era el enemigo, aunque estuve peleada con toda mi familia, con la mitad de mis amigos.
Ahora compadezco a los tibios.
Lloré en esa madrugada de julio. El vicepresidente también me había traicionado a mí.

¿Cómo podes ser peronista y no apoyar a este gobierno? Me decía Emilia.
¿Cómo podes hablar de lo que falta y no estar militando? Me gritaba Emilia.

A veces no se ve ni siquiera lo más visible. Por eso y por tanto me apenan los indiferentes.

“Ya se que no les dejamos el mejor de los mundos…. A ver qué hacen ustedes…”. Me dijo La Negra y me lo dijeron muchos en su nombre, muchas voces en su voz, muchos ojos me miraban.

La militancia.

Pedro, Alejo, Flor. Barracas.
Emilia, Alejo, Nacho. El Oeste. La 125.
El Mue, la gloriosa JP, filo, Monserrat. Las calles.
Los únicos privilegiados.
Las pintadas. Las corridas: Fefe, Facu, Pablito.
Ferro. La ley de medios. La marcha de las antorchas.
Muchas discusiones.
El luna. Néstor- Cristina y la juventud.
Los días más felices.

“El que quiera ver a la Presidenta que cambie de canal, acá va a hablar una militante peronista, eso es lo que fui y eso es lo que voy a ser toda la vida”.
Te creo Cristina y te quiero también.
Y te lo digo, aunque sea tarde.

Hago una pausa y mezclo todo.

Miércoles 28. El mensaje de Ceci. Llama mi papá y no lo atiendo
Llama Flora y no hay muchas palabras. “Que país enyetado” me dice mi amiga e incansable compañera.
La cencista era una gorilona.
Llama Emilia y llora.
El silencio dura horas.
Llegamos a la Plaza. Cuántos éramos. Cuántos somos.
Explicar esa Plaza es como explicar el peronismo.
Un sentimiento.
El peronismo.
Fanáticamente peronista.

Ahora se que no estás Néstor. Ahora entiendo quién fuiste.
En las caritas tristes de Alejito y las Danyss, en los abrazos de Lucre cada vez que llegue a la plaza, en Lucila, en la poesía de Flor, en el agite de Fefe. En flora, en el Mati, en Benicio que quería abrazarnos a todos. En las pibas de Monse que sonreían tristes. En Emi que aparecía a cada rato.

En todos ustedes compañeros.

En la marcha peronista cantada arriba de una silla en la pizzería de congreso.
En la tristeza inmensa. En el desconsuelo.
Llorar con Dany. Llorar con Mery. Llorar sola. Llorar con todos.
Llorar como nunca antes en la vida.
Y es así.

Y del otro lado: los festejos, las bocinas, los brindis.

Después La Negra nos ofrece la utopía,

Y mucho después los gorilas, los indiferentes, los inconmovibles son la misma cosa.
Mirando vaya una a saber a dónde. No hay mucho para elegir chicas y muchachos.
O es acá o es con los otros.

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE, COMPAÑERO NESTOR!!!!
EN EL CIELO CON EVITA Y EL GENERAL.
EL PUEBLO MÁS QUE NUNCA ANTES CON CRISTINA.
NI UN PASO ATRÁS!!!!


Victoria

Un adiós trunco

Escribir “murió Kirchner”

Escuchar el llanto. Recibir la llamada: “¿Te enteraste? No sabés lo que pasó…”

Ver la Plaza llena de pueblo.

La muerte, según Twitter. Según los que hicieron la cola. Según los que hablaron por TV. Según los que la publicaron. Según los compañeros bajo las banderas. Según los que se quedaron en sus casas, en silencio, preguntándose qué pasó.

La muerte, otra vez, existe. La muerte, que hasta se hizo censar.

9.15: “-1 K” (Facebook).

El censista vs. la muerte. La vieja brinda en el living de su casa, como lo hizo cuando el Che, Evita, Perón, Kosteki, Santillán, Fuentealba, la desaparición de Julio López, Ferreyra.

“Los canallas embarran la historia”, leo.

La cola es interminable. Desde el corazón mismo del dolor hasta la 9 de Julio, donde la velocidad de los autos corta el aire pesado del tiempo.

- Me hizo acordar cuando fuimos con tu madre a despedir a Perón.
- ¿Fueron a la Plaza ese día?
- A la Plaza, no. A Perón lo velaron en el Congreso.

Descartado. Un lugar “no positivo”. Una visita no querida. Mejor quedate en tu casa.

La cita va al encuentro: “Como todos aquellos que en cierto momento de su vida cambian de camino, me di vuelta a mirar lo que dejaba a mis espaldas. En aquella atmósfera borrosa de lluvia y de niebla todo parecía irreal”. J. D. Perón, Del poder al exilio.

Los imbéciles son constantes. Están agazapados para golpear por la espalda.

“Se evitó pedirle en marzo o mayo el divorcio a su marido”.
“Se le murió la competencia”.
“No se puede lamentar una muerte buscada”.
“¿Y si no está dentro del cajón? Se hace el muerto para evitarse los juicios”.
“Una mujer, igual que como dejó Perón”.

Los aplausos. El grito. Rompen el silencio.
V de Perón.
V de Vida.
V de Kirchner.

La mano en el corazón.
La mano de Dios: “Tenía algo del Che”.
La mano acaricia.

- ¿Te traigo algo de la calle?
-  Todo, menos un peronista.

“El llanto del pueblo me trae esperanza”, escucho.

La primera vigilia de nuestras vidas.
Los presidentes. Los cargos vacíos.

El cura que mandó al cartero ahora celebra misa.

El poema. El estadista. El hijo de las Madres y las Abuelas.
Los hijos sin padre. La mujer sin el compañero.

Murió Kichner.
“Pero todavía nos queda Cristina”, responden.

Compañeras, compañeros.


Alejo