24.7.11

Responsabilidad y representatividad, o ganar para convencer

"La perspicacia de comprender el tiempo político"


Desde mi verdad relativa, lo mejor que nos regaló este tiempo es el reconocimiento y la valoración inigualable de la discusión política, del debate político y el compromiso político. Este último encarado y encarnado hoy por la mayoría del conjunto de la sociedad. Aprendimos a diferenciar lo público de lo privado, y de este modo, comprender que la política es pública. Está en la calle, está entre todos. Y ésta política, la pública, la de la calle, la de todos, tiene un finalidad clara y sencilla, convencer a los más que podamos; incluir, sumar. Convencerlos de que nosotros apoyamos a quienes nosotros consideramos nuestros representantes para que cumplan funciones de valor en el Estado, sabiendo que ese es el camino y que el Estado somos y es de todos.

Hoy, cuando Cristina habla, no solo nos emociona por la singularidad de su fortaleza, sino y especialmente porque dice y hace lo que todos apoyamos y defendemos. Cada una de las palabras y políticas que anuncia están en conexión directa con el querer y saber de pueblo. Habla de trabajo, de educación, de salud, de infraestructura, de presente, de pasado y de fututo. De esta manera, ella nos abraza y nos dice diariamente: Estamos trabajando, compañeros. Estamos trabajando y estamos reconstruyendo la Patria. Cristina nos representa.

El momento que estamos viviendo políticamente es muy sensible a cualquier manifestación que sintonice lejos de la señal que hoy está marcando la Presidenta de la Nación.

Pareciera ser que cada vez que las ideas de liberación avanzan en forma de práctica política es casi inevitable que aparezcan en escena los que necesitan imperiosamente (desde el imperio del pensamiento) atribuirse las verdades de lo que se debe hacer en el momento en que (como siempre sucederá) asoman los buitres que están dispuestos a todo con tal de acabar con el avance del pueblo sobre las corporaciones.

En ese sentido, algo que también nos regaló este tiempo, y especialmente Néstor Kirchner (y recordemos que cuando él asumió no sabíamos que nos iba a representar), es la perspicacia de comprender el tiempo político, el contexto, el momento justo cuanto hay que dar el paso, no dar ninguna batalla ni por ganada, ni por perdida. Esperar la jugada del contrincante y siempre tener una carta guardada. Esto era fácil de ver cuando eran pocos, cuando los que estaban cerca de las decisiones eran los menos y eran todos uno, un par de locos que venían de Santa Cruz a tratar de cambiar la historia. Hoy, gracias a dios, somos muchísimos más. Todos crecimos y todos nos sentimos partes y protagonistas. Desde las Instituciones hasta la economía más pequeña de una villa miseria. Todos queremos quedar en la historia y trascender. Y aunque inicialmente es un sentimiento hermoso, bello y reivindicante, hay que tener cuidado. Nadie puede atribuirse el valor de la política, ni la CGT que pide espacios de poder enfrentando a la Presidenta (como si no tuvieran el inmenso poder del pueblo trabajador organizado). Ni los intelectuales que salen en los medios a pelearse entre ellos como si fueran el parámetro de la verdad, como si fueran los únicos que pueden hacer una lectura de la realidad, dejando de lado por completo el saber popular, el enorme trabajo que hacemos diariamente desde la vida cotidiana, defendiendo este proyecto. Ni los artistas que pretenden ser también un parámetro de buen gusto político porque el arte aparentemente te da un saber superior. Ni los nuevos jóvenes militantes que entran a participar con un compromiso inigualable. Mucho menos los empresarios, y lo que se creen dueños de la tierra y lo festejan en el predio de Palermo (estos dos ni siquiera entrarían en categoría pero los menciono para poder desarrollar la idea). Nadie puede atribuirse nada en política. Porque la política es de todos.

En momentos como estos, tan sensibles, donde todos estamos a punto de estallar porque no podemos soportar la ceguera, el que ninguneen nuestro proyecto, en este momento que nos duele tanto reconocer que no supimos convencer. En este momento no tenemos que estallar. No podemos cometer ese error, porque nada bueno puede salir de eso. Ni las instituciones, ni los intelectuales, ni los sindicatos, ni lo artistas. Porque si estallamos empezamos a pelearnos entre nosotros, a buscar un culpable, a tratar de adjudicarle al otro el error de la estrategia. Y la estrategia, compañeros, la está armando la compañera Presidenta, ella es la jefa del movimiento, porque es la que nos representa, es la que nos defiende día a día, asumiendo la enorme responsabilidad de gobernar esta inmensa Nación.

Dicho esto, invito a reflexionar sobre nuestra enorme responsabilidad como ciudadanos y representantes de distintos sectores. Tenemos el deber de acompañar a nuestra compañera Cristina hacia adelante, y de nada sirve, en este sentido, exigirle lugares en las listas, exigirle que elija cual y tal candidato. De nada sirve ir por la vida con la absoluta nobleza de las ideas si con eso no nos vota nadie. Porque Néstor no fue Duhalde por llegar a presidente de la mano de él, porque Filmus no es Macri por aflojarse la corbata. Porque Néstor llegó con el 20% y hoy es millones, porque es hermoso sentirse representados a la hora de votar, pero cuando Néstor solo era un virola ganó, ninguno lo votó  y nos transformó en lo que somos hoy, construyendo hegemonía desde y con las herramientas del Estado. Logrando que nos sintamos felizmente dirigidos y gobernados por la presidenta de la Nación.

Tenemos que unirnos por el amor del pueblo y pensarnos como tal. Somos un todo que trabajamos diariamente por la inclusión social, porque seamos más los que vivimos con dignidad, porque cada día seamos más felices y más libres. Para eso hay que estar a entera escucha de la presidenta de la Nación, comprender el tiempo político, el contexto, como nos enseñó Néstor, y fundamentalmente cuidarnos entre nosotros. Cada uno decide qué es lo que hace público y lo que hace privado, sin olvidar que hay miles de lentes dispuestos a hacer de un Chasqui Boom una bomba, con muertos y todo.

Hay millones de argentinos que están esperando que vayamos por ellos. Para eso hay que seguir gobernando. Seamos responsables.


Emilia Bonifetti

15.7.11

La falacia de tildar de autoritario a quien lucha por la democracia


Quien siente derrota en un acto democrático, no entiende lo que es la democracia; quien manipula en democracia los dichos de la opinión de las personas, o aún más, manipula información de la realidad, es un TIRANO. Usamos las palabras para expresarnos, dar un punto de vista, una sensación, un sentimiento, un comentario, pero todos ellos son expresiones de una verdad a media, una verdad subjetiva, por lo cual no es la verdad sobre la realidad, en lo mejor de los modos, un intento de explicarla.

Frente a las opiniones sobre las últimas elecciones en Capital Federal, me cansé de escuchar y leer, de tratarnos de “fachos” por expresar la disconformidad frente a no entender el resultado que arrojó ganador al PRO. Primero, facho deriva de la palabra fascismo, la cual se la define como un movimiento político y social, totalitario y nacionalista, donde algunas de sus principales características son: el Estado es un Estado superpoderoso y representa el espíritu del pueblo, y no puede buscar por fuera del Estado nada que el mismo no provee. El Estado fascista ejerce su autoridad a través de la violencia, la represión y la propaganda nacionalista.

¿Se nos puede tratar de “fachos” cuando se planteó una ley como la número 125, que apuntaba a poner un coto a las ganancias a las exportaciones agrícolas con la intención de redistribuir ese “excedente” en educación y salud principalmente? Y mientras la discusión se mantenía en la sociedad, una parte de nuestro pueblo cortó las rutas, perjudicando a otros compatriotas o hermanos brasileños o uruguayos en el libre tránsito, y el Estado jamás reprimió como se ha reprimido a movimientos sociales, denominados peyorativamente “piqueteros”. O bien en los días fatídicos de diciembre, bajo el gobierno de la ALIANZA, cobrándose la vida de hermanos argentinos. ¿Y nos tildan de “fachos” o AUTORITARIOS? ¿Por poner el énfasis en intentar, desde el discurso, desde las propuestas, explicar y demostrar que nuestro proyecto incluye una mejor calidad de vida para toda una sociedad que vive y transita por la ciudad de Buenos Aires, se puede tildar como AUTORITARISMO?

Yo dije y sostengo que gran parte de las personas que votaron al PRO son IGNORANTES, y me han tildado de AUTORITARIO, FACHO POR CALIFICAR DE IGNORANTES A LOS VOTANTES DEL PRO! Pues bien, la ignorancia (del latin ignoratia) es la falta de conocimiento en particular o de cultura general. La persona que ignora algo no lo conoce o no lo comprende. La ignorancia, por lo tanto, puede considerarse en sentido absoluto (la persona o el grupo social carece de formación) o respecto a un contenido concreto (cuando alguien no conoce algo determinado). Más allá de la ausencia de conocimiento, la ignorancia también puede estar dada por la imperfección en los contenidos del saber o por la falta de validez de la información que se maneja. La ignorancia, a nivel general, es una herramienta para mantener el statu quo. Cuando las personas no saben algo, no pueden cambiarlo. En otras palabras: primero hay que conocer la realidad para, entonces, poder modificarla. Por tal, VUELVO AFIRMAR: ¡LA MAYORIA DE LOS PORTEÑOS QUE VOTARON AL PRO SON IGNORANTES! Y no es soberbia, ni autoritario en afirmarlo, solo basta entender y saber algo de política y realidad social para decirlo y sostenerlo.

En las elecciones de 2003, durante su campaña, Macri dijo: “¿Somos estúpidos que no podemos construir 10 Km. de subte por año?” Nadie salió a tildar que trató de estúpidos a los porteños, y más aún, ¡aquellas elecciones las ganó! Cuatro años después, solo se construyeron 4 Km. de subte, LA RESPUESTA CAE DE MADURA, ¿O NO? ¿Les importa a los porteños que votaron al PRO mejorar los hospitales públicos, el servicio de salud pública? La respuesta es simple: ¡no! Porque el 90% (de la totalidad de los habitantes de la Cuidad) está afiliado a prepagas y/o obra social. Por ende, no les es importante mejorar el sistema de salud en la Ciudad de Buenos Aires, porque lo utilizan personas de bajos recursos que viven en la Capital Federal o que provienen de diversas provincias, ya que LOS MEJORES PROFESIONALES DE LA SALUD ESTAN EN CAPITAL FEDERAL. ¿No es acaso una actitud “egoísta”? Se puede avalar que durante toda una gestión sigan aún colegios secundarios sin calefacción y edificios en condiciones deplorables? ¿Que una institución de salud mental, como el Borda, no tenga gas? Claro, los insanos no votan, así que no importa.

En la campaña anterior a la de 2003 como promesa electoral, Macri mencionaba bajar los impuestos, y luego de derrocar a Ibarra, entre gallos y medianoche, con el “licenciado” Telerman, se aprobó la suba de un 100% de los impuestos. Y no quiero mencionar las manipulaciones espurias de la información que hace el Grupo Clarín y La Nación, ¡AMBAS CORPORACIONES QUE AVALARON CADA GOLPE DE ESTADO, QUE SE APROPIARON DE PAPEL PRENSA BAJO LA EXTORCIÓN Y LA AMENZA Y EL SIN FIN DE BARBARIDADES EN NOMBRE DE LA “LIBERTAD” DE PRENSA!; ¡Y LUEGO SOMOS AUTORITARIOS!

¿SI ESTAR DE ACUERDO CON LA DISTRUBICIÓN DE LA RIQUEZA, MEJORAR LA INVERSION EN CIENCIA, TECNOLOGIA Y EDUCACION; DEFENDER LOS DERECHOS HUMANOS, LA IGUALDAD DE GENERO; MEJORAR LA JUBILIACIÓN, NO BAJARSE LOS PANTALONES FRENTE A LAS CORPORACIONES, LOS AMERICANOS Y EUROPEOS; APOYAR LA FRATERNIDAD LATINOAMERICANA Y FORTALECER LA DEMOCRACIA DE LOS PAÍSES DE LATINOAMERICA, LUCHAR POR UNA LEY DE MEDIOS DEMOCRÁTICOS Y DE INTEGRACIÓN, Y SABIENDO QUE AUN TENEMOS QUE SEGUIR LUCHANDO POR MEJORAR LA CALIDAD DE TODOS LAS PERSONAS QUE HABITAN NUESTRO AMADO PAIS, ES SER AUTORITARIO? SIIIIII!!!! LO SOY!!! POR ESO Y MÁS, VUELVO A VOTAR A DANIEL FILMUS!!!!!


Diego J. Degratti, fueguino de origen, porteño por elección!