1.11.10

Un adiós trunco

Escribir “murió Kirchner”

Escuchar el llanto. Recibir la llamada: “¿Te enteraste? No sabés lo que pasó…”

Ver la Plaza llena de pueblo.

La muerte, según Twitter. Según los que hicieron la cola. Según los que hablaron por TV. Según los que la publicaron. Según los compañeros bajo las banderas. Según los que se quedaron en sus casas, en silencio, preguntándose qué pasó.

La muerte, otra vez, existe. La muerte, que hasta se hizo censar.

9.15: “-1 K” (Facebook).

El censista vs. la muerte. La vieja brinda en el living de su casa, como lo hizo cuando el Che, Evita, Perón, Kosteki, Santillán, Fuentealba, la desaparición de Julio López, Ferreyra.

“Los canallas embarran la historia”, leo.

La cola es interminable. Desde el corazón mismo del dolor hasta la 9 de Julio, donde la velocidad de los autos corta el aire pesado del tiempo.

- Me hizo acordar cuando fuimos con tu madre a despedir a Perón.
- ¿Fueron a la Plaza ese día?
- A la Plaza, no. A Perón lo velaron en el Congreso.

Descartado. Un lugar “no positivo”. Una visita no querida. Mejor quedate en tu casa.

La cita va al encuentro: “Como todos aquellos que en cierto momento de su vida cambian de camino, me di vuelta a mirar lo que dejaba a mis espaldas. En aquella atmósfera borrosa de lluvia y de niebla todo parecía irreal”. J. D. Perón, Del poder al exilio.

Los imbéciles son constantes. Están agazapados para golpear por la espalda.

“Se evitó pedirle en marzo o mayo el divorcio a su marido”.
“Se le murió la competencia”.
“No se puede lamentar una muerte buscada”.
“¿Y si no está dentro del cajón? Se hace el muerto para evitarse los juicios”.
“Una mujer, igual que como dejó Perón”.

Los aplausos. El grito. Rompen el silencio.
V de Perón.
V de Vida.
V de Kirchner.

La mano en el corazón.
La mano de Dios: “Tenía algo del Che”.
La mano acaricia.

- ¿Te traigo algo de la calle?
-  Todo, menos un peronista.

“El llanto del pueblo me trae esperanza”, escucho.

La primera vigilia de nuestras vidas.
Los presidentes. Los cargos vacíos.

El cura que mandó al cartero ahora celebra misa.

El poema. El estadista. El hijo de las Madres y las Abuelas.
Los hijos sin padre. La mujer sin el compañero.

Murió Kichner.
“Pero todavía nos queda Cristina”, responden.

Compañeras, compañeros.


Alejo

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