17.10.10

Los salarios: la escalera y el ascensor

“Los salarios van por el ascensor de la mano de las paritarias, y los precios por la escalera por los acuerdos de precios”, dijo el presidente de la unidad de negocios para el Sur de América latina de Coca Cola, Francisco Crespo (aquí)

Y se llama Francisco Crespo, no se llama John Marshall o como quiera que se llamen en USA. Como Malinche, éste también defiende los intereses del Amo poderoso. ¿A cambio de...?   Tantos años escuchamos la frase dicha al revés, que los precios iban por el ascensor y los sueldos por la escalera. Parece casi un milagro que hoy se invierta el aserto. Como dice Emilia: "¡Hello!", de eso se trata la redistribución también. Coca Cola va a seguir teniendo ganancias, como todas las empresas en un contexto de crecimiento sostenido. Pero la brecha entre los más ricos y los más pobres se seguirá achicando. Ese es uno de los pilares del proyecto político nacional y popular.

Algunos sudamericanos logran, ¡todavía!, armarse una identidad (subjetiva) en torno a una narración que los describe como poseedores de privilegios, sosteniendo la diferencia como elemento sustancial a partir del cual se ubican en la escena. Son los que en sus años gloriosos se traían "la video" de Miami y nos contaban qué felices estaban los sudacas de allá recogiendo las migajas del bienestar que los johnies conseguían en desmedro del resto de la humanidad.

El relato que defendemos otros es. Por el contrario, igualitario. Es un relato que, además, está abierto porque es inclusivo, a tal punto que permite su propio cambio de manera permanente para incorporar lo nuevo que el deseo trae consigo en un entorno de libertad. Últimamente he escuchado a algunas personas decir: "A mi me gustan algunas cosas de este gobierno pero otras me parecen criticables". Bueno, a mi también. Quizá me diferencie el hecho de salir a discutir qué cosas quiero y cuáles no. Y por qué las quiero o no. Humildemente creo que quien ha identificado aspectos que este proyecto político ha puesto de relieve y que constituyen una base para construir la felicidad de todos, tiene el deber de decirlo. De eso se trata disputar el relato. Dispuestos siempre a enriquecerlo con el aporte de los otros, que hasta pueden eventualmente convencernos de que su visión es más acertada.

Yo creo que por un tiempo todavía los precios tienen que contentarse con la escalera, porque el ascensor está al servicio del pueblo.

Jorge

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