22.8.10

Hubo una mujer...

El 22 de agosto de 1951, la Confederación General del Trabajo (CGT) organiza un multitudinario acto. El escenario elegido es el Ministerio de Obras Públicas.


Dos millones de trabajadores se movilizan bajo la consigna “Perón - Eva Perón, la formula de la Patria”, de cara a las elecciones del 11 de noviembre, que pasaría a la historia por ser la primera vez que las mujeres de la Patria participaban de los comicios presidenciales.

Era casi primavera. Era un día de sol. Un día peronista. Los días más felices, porque siempre fue una felicidad para el pueblo salir a las calles, ganar las plazas, cuando la Patria estuvo en peligro, cuando fue necesario liberarla. Ya lo había demostrado en aquel ’45. Ya sabía de movilizaciones, ya sabía de luchas.

Eva Perón era una más de ellos. Era hija de ese pueblo, de la clase trabajadora que supo de explotación antes del general Perón y los derechos sociales; antes, cuando el Estado era el enemigo y nada más ni nada menos que una pieza clave, un socio del sistema capitalista.

Ellos, el pueblo y Evita, se encontraban para cumplir un sueño: Evita vicepresidenta cantaba la multitud. Eran ellos, Eva era parte de ellos.

Después vino la espera, la respuesta favorable que ellos fueron a buscar. Y se quedaron ahí. “Yo voy a hacer lo que diga el pueblo”, les dijo a sus grasitas.

El 31 de agosto por cadena nacional Evita anuncia su “decisión irrevocable y definitiva”.

Se especulo, se dijo, se comentó mucho acerca de las razones de ese renunciamiento. Algunos dirán que fueron las presiones de las fuerzas armadas, otros que fue por su enfermedad avanzada. Lo cierto es que ese día el pueblo se sintió pueblo, fue artífice de su propio destino y comenzó a prepararse para los días de lucha que vendrían.

Y es cierto también que el pueblo siempre fue peronista, como también lo fueron los días más felices.

Eva Perón


Un balcón.

Ella. Y todo un pueblo.
Ambos venían del mismo lugar.
Habían comprendido el significado de esa palabra.
Lo sabían, lo sentían
Y lo expresaban con todo su ser.
Por eso estaban. Ahí.
Para decirlo una vez más.
Ella también lo sabía.
Siempre lo supo esa mujer.
La historia se construía día a día,
En las fábricas, en los hogares
En las escuelas, en el campo,
En cada rincón de la patria donde se era pueblo.
Lo sabían.
No había concesiones,
No había tiempo para ello.
Se hacía.
Porque no se podía esperar,
Porque ya hubieron otros que los postergaron.
Esos otros, también lo sabían,
Aunque no dejaban de asombrarse
Cada vez que el pueblo se movilizaba.
Lo sabían, pero no lo entendían.
¿Como iban a entender lo que nunca fueron?
¿Cómo no iban a despreciarlos?
Entonces vino Ella
Y la historia fue otra.
Los días más felices.
La dignidad de la clase trabajadora.
Las conquistas sociales.
Las reivindicaciones de clase.
¿Qué fueron a buscar?
¿Qué querían esos millones de hombres
Y mujeres de la patria?
A ella.
Vicepresidenta.
Ella. Una de ellos.
La que nunca se dejo arrancar el alma que trajo de la calle.
Ahora. Ahora y en cada grito eran mas pueblo.
Se dirán muchas cosas.
Incluso que la historia hubiera sido otra.
Ya no importa.
Pero hubo una mujer…


Vicky

1 comentario:

  1. Anónimo9/18/2010

    Me encanto el poema, realmente bueno. Quien no se emociona ante el solo nombre de Evita??
    Brian

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