18.9.12

Un solo camino posible: la Democracia




Todo el tiempo trato de cuestionar nuestro comportamiento militante. Veo y trato de interpretar todas las formas posibles. Pero siempre sea de la manera que sea, termino comprobando que la única y principal tarea común a todos los verdaderos militantes es la de intentar convencer. La política es el arte de convencer.

En el medio de la batalla, los actores que participan son de los más variados y heterogéneos. En los últimos años, desde 2003 a esta parte, estos actores empezaron a surgir desde distintos sectores de nuestra sociedad y comenzaron a organizarse de maneras muy variadas de acuerdo a la causa que les dio origen. Hace diez años prácticamente no existían organizaciones sociales representativas. Hoy, encontramos diversas y novedosas formas de agrupaciones que se ocupan de organizar y encaminar cuestiones pertinentes a distintas áreas de nuestra sociedad. Agrupaciones que aglutinan necesidades de muchas minorías. De esta manera organizada, llegamos a la Ley de Medios, La ley de Matrimonio Igualitario, los proyectos de leyes en contra de la violencia de género, cuestiones vinculadas a los pueblos originarios, entre otras medidas históricas vehiculizadas por el consenso popular.

No es casualidad que esto suceda a casi 30 años de continuidad democrática. Es precisamente por eso que se presenta esta enorme y polifónica forma de democracia, llena de variedad, color, musicalidad, con reclamos de los más variados, de los que acompañamos todos y de los que acompañan algunos pocos. Pero con el derecho que nos asiste siempre a ejercer nuestro reclamo. Así de compleja, heterogenia y movediza es la democracia.

La manifestación del jueves pasado es otra manera más de organizarse. Bien, mal. Con más ó con menos gracia. Con más o menos argumentos. Con buena o con mala leche. Espontánea ó dictada. No importa. No está en nosotros, militantes del proyecto Nacional y Popular, juzgar u ocuparnos de ir a contestar esa movilización. Nosotros no tenemos nada que contestar. A todos nos asiste el derecho de movilizarnos y hacer nuestros reclamos a viva voz. Y es eso. Solo y nada más que eso lo que pasó el jueves, una movilización que persigue una serie de reclamos. Si son justos o no es otra discusión.

Nuestro presente no se compara con ningún otro momento de la historia Argentina, hay un hilo conductor que todos los que hablamos del proyecto Nacional y Popular lo conocemos, pero nunca en la historia de este movimiento contamos con tanta democracia, con tanta historia trágica y con tanta reparación histórica. Podemos tener muchas cosas similares a los ‘50 y a los ’70, pero hoy las fuerzas están organizadas de otra manera. Y eso hay que asimilarlo cuanto antes.

Tendremos que aprender a convivir con los insultos y agravios permanentes, creo que es parte del aprendizaje de esta historia. Tendremos que aprender a responder de manera de no colaborar con una idea desestabilizadora, que todos ya saben que institucionalmente no es posible. Tenemos que ubicarnos con toda la información que la historia nos brinda. Y la historia dice que cada vez que nos enfrentamos salió mal, cada vez que confundimos el enemigo nos fue mal. Estamos presos de un sistema capitalista, eso ya todos lo sabemos. Y, en algún punto, estamos renaciendo. El hombre vuelve al hombre como único posible generador del cambio. Ni el sistema, ni el mercado. El hombre a través de sus instituciones. Instituciones que se construyen atravesando el conflicto, la discusión y llegando a una resolución. Y es así que vamos creciendo como pueblo, como nación. No hay que temerle al conflicto. Tenemos que presentar la discusión y ganarla con argumentos y pruebas, con compromiso y respeto por todo el que piense distinto y nunca apelar a los agravios para contestar. Crecer políticamente. Juguemos a convencer y no olvidemos nunca lo más importante: el que se calienta, pierde.


Emilia Bonifetti